El celular como un elemento de distracción en ese momento no me ayudaría, por eso tome la decisión de apagarlo. Guillermo Evlair el más pequeño de mis hijos inquieto como siempre, corría y gritaba, mi concentración, en ese momento, como es de suponerse era pésima. El calor aumenta conforme pasa la tarde y yo me siento cada vez más cansado y aletargado, en un descuido sin querer, el niño, tiro mi celular, el golpe que se dio hizo que luces y sonidos raros emanaran de él, como si se lamentara del golpe. Mi hijo me miró y sin ninguna preocupación dio la vuelta y se fue.
Por un buen tiempo miré fijamente la carátula del celular, el cristal estrellado y algunos textos borrosos se leían en el, una letra en estas líneas parecía pedirme ayuda, sorprendido fije todos mis sentidos en lo que empezaba a suceder el celular vibraba y alocadamente se reproducían en el algunos de los videos que contenía, canciones y fotos, de manera sorprendente una foto mía queda fija en el display y un comando de voz se oye que me pide ayuda.
La computadora de escritorio se enciende y por medio del “wifi” comienza a establecer comunicación con el celular, y en el monitor se observan una serie de comandos que indican procesos de recuperación del sistema operativo del celular, me pregunto y me cuestiono como el sistema Windows de la computadora esta prestándole un servicio al sistema Simbian del celular si de todos es conocido que estos no son amigables, pero esto está sucediendo e inmediatamente debe ayudar a la computadora oprimiendo “Enter” cada que se me solicita, el celular por medio de mensajes de voz me indica también lo que debo de hacer.
En segundos parece que estoy en una sala de operaciones, que el celular es el herido y que la computadora es el doctor, en ese momento yo soy tan solo un ayudante improvisado, los eventos se suceden de manera vortiginosa y en un instante todo se torna en silencio el celular y la computadora se apagan por completo, en el cuarto las luces se han apagado y yo volteo para todos lados nada ni nadie se oye, intempestivamente el celular se enciende, acto seguido la computadora, la televisión y otros aparatos, todos ellos, también se reinician y yo solo introduzco las claves necesarias. El celular me agradece la ayuda y la computadora me recuerda algunos pendientes y justo en ese momento mi hijo me dice: “toma papá tiraste tu celular”
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